viernes, 25 de julio de 2014

LA VACA AVILEÑA: UN ICONO DEL GUADARRAMA

Es sabido que sólo se ama lo que se conoce bien, y por ello quiero hablar hoy de algo tan consustancial a la cultura y al paisaje del Guadarrama como lo pueden ser la poesía de Enrique de Mesa o el pino de Valsaín, pongo por caso, aunque al mismo tiempo muy poco valorado entre los modernos usuarios y disfrutadores de la sierra, que son gente urbana con preocupaciones e intereses propios del siglo XXI y no muy conocedora de la España ruralMe estoy refiriendo a la vaca serrana, más conocida hoy con la denominación zootécnica de "avileña-negra ibérica" adoptada en 1980 para nombrar a la raza bovina negra autóctona de las montañas del centro peninsular, una estirpe vacuna que ha recibido históricamente los más variados nombres alusivos a sus distintas áreas de distribución en las sierras de Gredos, Guadarrama y Urbión, como avileña, barqueña, zapardiela, piedrahitense, serrana, carpetana, guadarrameña y pinariega. A la vaca avileña ya le dediqué unas líneas en otra entrada a esta misma bitácora que titulé Los vaqueros del Guadarrama.

La vaca avileña es algo consustancial al paisaje del Guadarrama, como el de estos piornales en
plena floración en las inmediaciones de Hoyoclaveles, con el fondo del macizo de Peñalara

          El ganado de raza avileña desciende directamente del primitivo Bos taurus ibericus a través del mismo tronco ibérico autóctono que dio origen a otras razas vacunas españolas, como la negra andaluza, la berrenda en negro, la morucha, la retinta o la sayaguesa, y evolucionó a lo largo de miles de años en el entorno montañoso de los sistemas Central e Ibérico, al que está perfectamente adaptado. Fue utilizado por el hombre de estas tierras desde la más remota antigüedad: las vacas en las yuntas de labor para las faenas de la labranza y la trilla, y los bueyes por los carreteros como fuerza de tracción en el transporte de mercancías a largas distancias y para el arrastre de los pinos cortados en los extensos pinares de estas sierras. Incluso se llegaron a utilizar yuntas de machos sin castrar especialmente adiestrados para realizar trabajos en los que se requería una gran potencia tractora, como en las repoblaciones forestales llevadas a cabo por la Comisión de Repoblación de la Cuenca del Lozoya entre finales del siglo XIX y la segunda década del XX, en las que enormes toros de raza avileña tiraban de los arados de Brabant para dar una labor de fondo al terreno antes de repoblar de pinos las pedregosas y entonces peladas laderas de los puertos de Canencia y Navafría. Hoy este ganado se cría exclusivamente para la producción de carne, y existe una asociación de criadores de ganado vacuno de raza avileña-negra ibérica, con sede en Ávila, que lleva a cabo programas de mejora genética, organiza ferias ganaderas y establece los criterios de selección de las vacas y los sementales reproductores.

Magnífico ejemplar de vaca avileña, de unos quince años de edad, matriarca de la vacada que
el marqués de Castejón tiene en el monte de "Las Hoyuelas", en el puerto de la Morcuera